Llegamos y tras una hora de espera rodeados de gente parecida a John Lennon, nos pasaron a Boxes, ahora no hay sala, ni consulta, se llaman Boxes, la formula
El caso es que después de que lo pusieran en camilla por la impresión de las agujas, nos metieron en una sala con unas 7 personas en cama, que estaban mucho peor que francisco, no contentos con esto nos bajaron a radiografías, allí conocimos a Pascual un señor mayor que se preguntaba ''pero esta moza ¿dónde ha metido mi ropa?'', volvimos a planta a la sala de la desesperación. Cambio de sitio, a mi derecha una señora con vómitos, en frente una mujer que se ponía la mascarilla de oxigeno en la cabeza como si fuera un tocado de Lady Gaga, momento clímax de la noche (1 de la madrugada).
La doctora no contenta con todas las pruebas decidió que añadiría una ecografía, cosa que Francisco y yo ya veíamos venir, por el tema de su embarazo comentado anteriormente.
Finalmente un ''no hemos encontrado nada, no tienes apendicitis pero si te sube la fiebre vuelve que puede que si tengas'' (2 de la madrugada).
Toda una aventura hospitalaria, una gran cita íntima donde conforme pasaban las horas los silencios eran más largos y las risas de desesperación también.
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