¿Nacer un 13 de octubre te convierte en una lunática? Eso se preguntaba mientras se daba aquella ducha caliente tan desagradable, viendo como su piel había sido corrompida por los excesos, como el agua era tan sucia como sus actos y sintiendo que se había arrancado a sí misma todo el cariño cosechado durante años, un cariño deshecho y roto, por ella y su entorno.
El bote de jabón apenas expulsaba las milagrosas gotas que se supone le limpiarían todos sus pensamientos, su mala conciencia y su arrepentimiento.
He probado casi todo, sólo tengo 21 años, y ya me siento como una mujer abandonada, sin hijos, sin amor, sin recursos. He sentido el efecto de las drogas, he caído en los vicios, me han paralizado y otros me han activado, me he bebido las copas de sonrisa falsa, de penas ocultas.
He follado con hombres y mujeres, una vez…una vez…¿sólo una? Solo una hice el amor, escuche te quiero al empezar, al terminar y al despertar, otras tantas regalé mi cuerpo, carne un mundo lleno de carne, fui capaz de probarla caducada, de quedarme tirada, de subirme a coches desconocidos arriesgando toda una vida que no he sido capaz de apreciar.
Varias noches volvía a casa sola, círculos, vueltas, acababa vomitando en cualquier calle, se perdía y no se encontraba, intentaba reaccionar, se derrumbaba por la pérdida de conocimiento, se reía de todo, nada le afectaba y sin embargo sólo pedía a gritos que alguien le golpeara de tal manera que nunca más se levantara.
Ha perdido la conciencia, el amor, el temor, incluso el dolor, despidió aquella mano entre lloros de meses, se encerraba en aquel cuarto de olor a tabaco, a pena y tristeza, allí mismo se preguntaba las preocupaciones inútiles de su vida, sin embargo, era lo único que le servía para seguir viva.
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