lunes, 11 de enero de 2010

A la mesa


Ser delicado y especial, en el instante diminuto de una pupila dispersa que no piensa en saltar, si no en disfrutar la fruta del pasado que ya esta madura, disponible, accesible.

Tiene un jugo que hidrata y deshidrata, por las noches absorbe con tanta fuerza que eres incapaz de controlar tu cuerpo en los despertares de un fin de semana que ya ha llegado.

Tengo cubiertos, vaso y plato, quiero repetir.

http://www.youtube.com/watch?v=qz7F5AR-si0

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