sábado, 11 de septiembre de 2010

Con su permiso.



¿Quiere usted casarse conmigo? Apuesto que no.


Ni siquiera es capaz de ver como me marcho y no porque no mire.


- Señorita es de muy mala educación comer con la boca abierta.


- Pero...usted me enseño a hacerlo.


- , yo le enseñe a abrir la boca, sin tapujos.


- ¡Abra usted la suya!


- Me la cosí, por eso siempre le escribo aquí.


- Echo de menos su voz...


- ¿Sólo mi voz, y mis cuerdas, mi lengua, mi garganta?


- No olvide los labios...


- Los labios...los labios...los labios...


- Estoy dibujándole, ¿Me dejará pintarle?


- Pero primero has de dibujarme.


- ¿Quiere bigote?


- Sí, por favor.


- Ojos avellanados, mentón marcado, nariz puntiaguda.


- Y labios que no se borren.


- ¿Le gusta pensar en las casualidades, señor?


- ¡No diga estupideces!


- Pero...pero...pero...


- ¿Señor? ¡Señor! ¿Por qué ha dejado de escribir?


Mi & L'au – Philosopher











1 comentario:

Sin Fin dijo...

Por supuesto. Adelánte.