Con su permiso.
¿Quiere usted casarse conmigo? Apuesto que no.
Ni siquiera es capaz de ver como me marcho y no porque no mire.
- Señorita es de muy mala educación comer con la boca abierta.
- Pero...usted me enseño a hacerlo.
- , yo le enseñe a abrir la boca, sin tapujos.
- ¡Abra usted la suya!
- Me la cosí, por eso siempre le escribo aquí.
- Echo de menos su voz...
- ¿Sólo mi voz, y mis cuerdas, mi lengua, mi garganta?
- No olvide los labios...
- Los labios...los labios...los labios...
- Estoy dibujándole, ¿Me dejará pintarle?
- Pero primero has de dibujarme.
- ¿Quiere bigote?
- Sí, por favor.
- Ojos avellanados, mentón marcado, nariz puntiaguda.
- Y labios que no se borren.
- ¿Le gusta pensar en las casualidades, señor?
- ¡No diga estupideces!
- Pero...pero...pero...
- ¿Señor? ¡Señor! ¿Por qué ha dejado de escribir?
Mi & L'au – Philosopher
1 comentario:
Por supuesto. Adelánte.
Publicar un comentario